La adolescencia es una época de rápidos cambios y difíciles. El desarrollo físico es sólo una parte de este proceso, porque los adolescentes afrontan varios requerimientos como: consolidación de las cualidades necesarias para relacionarse con los compañeros de la misma edad, incorporación de una serie de principios éticos aplicables a la realidad práctica, fomento de las capacidades intelectuales y adquisición de una responsabilidad social e individual básica, por nombrar sólo algunos. Pero a la vez que el adolescente se encara con tan compleja sucesión de dificultades concernientes a su evolución conjunta como ser humano, debe dirimir su sexualidad aprendiendo el modo de adaptarse a los cambiantes sentimientos sexuales, escogiendo cómo participar en las diversas clases de actividad sexual, descubriendo la manera de identificar el amor y asimilando los necesarios conocimientos para impedir que se produzca un embarazo no deseado. No es extraño que en ocasiones el adolescente sea víctima de conflictos, sufrimiento y desconcierto.
Por otro lado, la adolescencia también es una etapa de hallazgo y eclosión; una época en que la maduración intelectual y emocional corre paralela con el desarrollo físico y genera una libertad y un creciente apasionamiento vital.
En la adolescencia nacen los primeros amores, las primeras ilusiones, y muy ingenuamente se cae en la prueba de amor. Tener relaciones sexuales no es pecado ni algo malo, pero cada cosa tiene su tiempo, para mi representa un acto de amor que debe ser con la persona indicada y cuando tu estés dispuesta y segura de lo que vas hacer. Piensa bien las cosas y protégete con la gran gama de métodos anticonceptivos que existen. La mejor manera de combatir la sexualidad a temprana edad y los embarazos es la información.
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